FOTO de archivo. En 2018, Olga Guillot recibio post mortem la medalla Grandes Leyendas Musicales.
el Nuevo Herald
Olga Guillot, una de las cantantes más famosas de Cuba y parte de la fibra de la comunidad de exiliados históricos cubanos de Miami, hubiera cumplido 100 años el 9 de octubre.
Murió hace doce años, pero todavía su voz resuena hoy, supongo, porque era muy talentosa y orgullosamente cubana. Sus videos en YouTube tienen millones de clics. Cuando hablan de gran cantante latina, su nombre está en la lista.
Mis padres, Gloria y Eduardo, amaban a Olga mucho antes de su fama en YouTube. Tenían una cinta casete de “Olga Guillot: La Reina del Bolero” permanentemente en la radio de su auto, lista para tocar. Lo siento ahora que a veces ponía los ojos en blanco cuando lo hacían y los dos cantaban de su romance con Olga.
Mis padres no fueron los únicos. Otros padres cubanos que abandonaron la isla en los años ‘60 y ‘70 amaban a “Olgita de Cuba”, como la llamaban cariñosamente los exiliados.
Para ellos, las canciones de Olga eran un boleto de regreso a la Cuba ante de Fidel Castro, cuando iban a verla cantar en famosos clubes nocturnos cubanos como Tropicana y Montmartre. Esos fueron los días de diva de Olga, con sus largas uñas y sus gráciles movimientos de manos, interpretando canciones como “Tu Me Acostumbraste”, “Contigo Aprendí” y “Sabor a Mí” en vestidos de noche vaporosos.
“Mi legado es que canté lo que sentía en mi corazón y pude expresarlo a mi gente”, Olga le dijo una vez a un entrevistador.
Eso terminaría con la Revolución Cubana de 1959. En su autobiografía, dice, fue expulsada de Cuba por oponerse a Castro en un momento en que su fama estaba en su apogeo.
“Un revolucionario con barba vino a mi apartamento y me dijo que si no me gustaba la Revolución, tenía que irme o estaría en peligro”. Olga se fue a México, luego a España y al fin Miami.
En el exilio, Olga fue una fuerza unificadora entre el millón de cubanos que huyeron de la isla. Ella también odiaba a Castro por lo que le había hecho a “la perla del Caribe”. Ella también soñaba con volver y lo decía a menudo.
Olga era diferente a otra gran cantante cubana, Celia Cruz, una alegre salsera. Recurriste a Celia para la fiesta y a Olga cuando tenías el corazón destrozado para encontrar consuelo mientras ella cantaba sus emotivos boleros.
Olga Guillot fue la maestra del complejo género de la canción romántica interpretada con feeling, una especie de Adele y Aretha Franklin en una. Su carrera como cantante y su hija Olga Maria fueron su gran éxito en la vida, Olga siempre decía.
Un cuento personal. Hace años, mi madre y yo conocimos a Olga en un evento patriótico en Hialeah. Olga era justo lo que esperaba: Vibrante, llena de vida, amable con sus fans y muy cubana. Le dije, como periodista, me gustaría sentarme con ella para una entrevista en video sobre su carrera para la prosperidad del exilio cubano en Miami.
“Encantada mi amor”, me dijo. “Pero no esperes mucho que yo tengo 86 años”.
Las dos nos reímos. Ella aceptó venir a nuestro estudio en el antiguo edificio del Miami Herald. Pero esperé demasiado para entrevistarla y Olga murió de un infarto el 12 de julio de 2010 a los 87 años.
Mi madre nunca me perdonó. Y yo nunca me perdoné perder una cita con la reina del bolero.
Feliz cumpleaños, Olga.
Luisa Yanez es la coordinadora de las páginas de opinión de el Nuevo Herald.