Hace cinco años, cuando se cumplía el centenario del natalicio de Violeta Parra, dos de sus nietos grabaron una nueva versión del disco final de la mítica cantautora chilena, “Las últimas composiciones”, que incluía las inmensas “Gracias a la vida” y “Volver a los 17”. El resultado entusiasmó tanto a los jóvenes, Ángel y Javiera, con sólidas trayectorias individuales, que luego hicieron un documental con testimonios, imágenes de las grabaciones y de varios de los conciertos multitudinarios que realizaron para presentar el álbum. El audiovisual, titulado “Violeta existe”, fue bien recibido y actualmente se proyecta en una veintena de salas de cine chilenas. Ahora Ángel y Javiera, que son hermanos, quieren lanzar el material de manera internacional y vinieron a Los Angeles, a exhibirlo en el Museo de los Grammy.

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Los nietos de Violeta Parra, Ángel y Javiera, presentan el audiovisual, titulado “Violeta existe”. Cortesía/Evolución

“El repertorio de nuestra abuela es rico y amplio y queremos darle más difusión”, asegura Ángel a el Nuevo Herald, en conversación vía Zoom. El músico destaca que la producción del remozado “Las últimas composiciones” fue desarrollada con los mismos instrumentos y estilos que se utilizaron en la versión original. La venerada abuela Parra nació el 4 de octubre de 1917, en el seno de una humilde familia del sur del país. Grabó un total de 11 discos. Se suicidó el 5 de febrero de 1967, paradójicamente, a los pocos meses de haber editado sus “últimas composiciones”. Tuvo dos hijos, Isabel y Ángel, ya fallecido, padre de Ángel y Javiera. Ángel “junior” nació en mayo de 1966 y algo pudoroso cuenta que Violeta bromeaba orgullosa con que el hit de ese año no había sido “Yesterday”, de Los Beatles, sino el nuevo integrante del Clan Parra.

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El proyecto de “Angelito” y Javiera, ‘Violeta existe’, incluye los clásicos de “Las últimas composiciones” como “Run Run se fue pa’l Norte”, “Rin del angelito”, y “Maldigo del alto cielo”. Cortesía/Sebastián Utreras

“En el pueblo chileno hay un cariño histórico hacia mí y el Angelito”, reconoce Javiera, que se une a la entrevista con este diario. Ambos nietos tienen una prima, Tita, hija de Isabel. No se puede hablar de esta fabulosa dinastía cultural chilena sin mencionar que uno de los nueve hermanos de Violeta era Nicanor Parra, Premio Cervantes de Literatura 2012. Volviendo a la música y al proyecto de “Angelito” y Javiera, hay que agregar que otros de los clásicos de “Las últimas composiciones” que se escuchan en “Violeta existe” son, entre otros, “Run Run se fue pa’l Norte”, “Rin del angelito”, y “Maldigo del alto cielo”. Javiera considera que el álbum -disponible en varias plataformas digitales- y el documental son “eslabones que faltaban para que la obra de nuestra abuela siguiera”.

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Afiche del documental ‘Violeta existe’.

“Violeta existe” tiene una gran factura, es sofisticada, ágil, de calidad y muy emotiva. Emoción es lo que desprenden las canciones de Violeta, a quien han homenajeado gigantes como Chabuca Granda, Joaquín Sabina, Mercedes Sosa, Silvio Rodríguez y Pablo Neruda. “De cantar a lo humano y lo divino / voluntariosa hiciste tu silencio / sin otra enfermedad que la tristeza”, escribió el poeta. En el documental de los nietos sobresalen dos participaciones. Una es la de Ángel Parra padre, que tocó en el disco, pero moriría antes de la finalización del audiovisual. Provocan un nudo en la garganta las imágenes en que su familia tira sus cenizas al mar, a bordo de una pequeña barca, mientras Ángel hijo toca “Rin del angelito” con un charango. El otro punto inolvidable de “Violeta existe” es el testimonio de un amigo de la cantante y compositora, el filósofo y musicólogo chileno, Gastón Soublette. “La de Violeta es una gran poesía de raigambre popular, pero de muy profundo contenido”, define. Sin hesitar, de larga barba cana, el sabio anciano también sostiene que la trascendencia de su obra es comparable a la de Los Beatles.