Carátula del libro ‘Celia en Cuba (1925-1962)’

Carátula del libro ‘Celia en Cuba (1925-1962)’

R. Marquetti

Sobre los grandes nunca está dicha la última palabra. Y en el caso de Celia Cruz la afirmación se cumple en cada documento, foto, video o memorabilia que en cada momento aparecen sobre su fecunda trayectoria a lo largo de medio mundo.

Para comprobarlo, basta con echar una mirada a Celia Cruz en Cuba (1925-1962) (Desmemoriados Project), un libro de la investigadora musical cubana Rosa Marquetti Torres repleto de datos y anécdotas poco conocidas de la estrella durante los años que vivió en la isla, donde se resalta su incursión en el cine nacional, su participación en radionovelas y su colaboración con el maestro Ernesto Lecuona.

Marquetti Torres, residente en España, es autora de textos biográficos sobre Chano Pozo y El Niño Rivera, entre otros músicos cubanos de antaño. Sin contar que su participación, en calidad de productora o consultora, en los filmes Chico y Rita (Fernando Trueba-Javier Mariscal); El gran Fellove (Matt Dillon); Old Man Bebo (Carlos Carcas); la serie televisiva Historias de la música cubana (Manuel Gutiérrez Aragón) y una docena de títulos más.

Para su aventura sobre La Guarachera de Cuba la autora se movió entre La Habana y Madrid por espacio de cuatros años que fiinalmente plasmó en un volumen de 460 páginas con 69 imágenes sobre una artista cuya admiración crece mientras más la estudia.

Este martes Marquetti Torres conversó con el Nuevo Herald desde la capital española.

¿Cómo surge la idea del libro?

“Como afrocubana sentía que le debía a Celia un estudio más profundo de su hondo calado en la cultura nacional y de la coherencia de su obra interpretativa como continuadora del camino iniciado por grandes mujeres en la música popular cubana, como María Teresa Vera, Rita Montaner y Paulina Álvarez, por solo citar algunas”.

¿No crees que se ha dicho todo sobre Celia?

“Celia ha sido objeto de varios libros, a cuyos autores –ninguno cubano- hay que agradecerles haber recogido esa memoria y contribuir al conocimiento de su legado. Pero creo que estamos muy lejos –y no excluyo mi libro- de haber abarcado la vastedad y la relevante incidencia de Celia en la música y la cultura popular no solo cubanas, sino también la llamada ‘cultura latina’. Por diversas razones, la etapa cubana es la menos enfocada, aunque más estereotipada, cuando se habla de su trayectoria”.

¿Por ejemplo?

“Siempre se piensa que en Cuba los éxitos de Celia estuvieron ligados exclusivamente a La Sonora Matancera, cuando en realidad, Celia, como figura individual, tuvo una presencia trascendente en la radio, el teatro vernáculo, la televisión y sobre todo, en el cabaret, elemento importantísimo de difusión musical en las décadas de 1940 y 1950. Sin hablar de su impacto en países de Latinoamérica y el Caribe desde 1948.

¿Cuál fue el descubrimiento que hiciste mientras escribías el libro?

“El mayor de todos fue saber que había sido Celia, con sus primeras versiones de Changó y Babalú Ayé, la que realizó en Cuba, y probablemente en el resto mundo, las primeras grabaciones comerciales de música ritual yoruba, uno de los componentes raigales de la cultura popular cubana”.

¿Cuáles fueron los mayores obstáculos que tuviste que vencer para llevar adelante tu obra?

“Como apasionada de la archivística que soy, el obstáculo mayor fue no contar con lo que no pudo ser conservado. Constatar que de los programas televisivos donde Celia actuó en Cuba no existen copias; que solo unos pocos programas radiales pudieron salvarse; que no quedaron grabaciones de cuando cantó acompañada de Ernesto Lecuona, Gonzalo Roig, Bebo Valdés, Armando Romeu Jr., y el Conjunto Casino. Emprender este trabajo cuando ya muchos de los coetáneos de Celia no están, también fue un obstáculo”.

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Celia Cruz en un programa de la televisión cubana en la década de 1950. Cortesía O. Pardillo

¿Entonces?

“Como contrapartida, hacerlo en un mundo informatizado fue una ventaja total que me permitió acceder a periódicos y revistas de Curazao, donde Celia es adorada desde los años 50, ¡y poder traducirlos del neerlandés y el papiamento!; o a la prensa norteamericana que dejó pruebas de cuán temprano su nombre comenzó a aparecer en ella”.

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Rosa Marquetti Torres, autora de ‘Celia en Cuba (1925-1962)’ Facebook/ R. Marquetti

¿Cuáles fueron las principales fuentes que consultaste?

“El trabajo investigativo se basó esencialmente en la prensa cubana de la época y de los países donde Celia actuó mientras vivió en Cuba. Entrevistas a personas que la conocieron y trabajaron con Celia, discos, fotografías, documentos y papelería diversa. En ellos fue decisivo el apoyo de Omer Pardillo, director de la Celia Cruz Foundation, quien me facilitó el acceso al valiosísimo archivo de Celia, así como a sus propias vivencias trabajando a su lado”.

¿A quiénes más recurriste?

“A la Colección Díaz Ayala en FIU; la Colección Gladys Palmera en España; la Cinemateca de Cuba; las colecciones del Digital Library of the Caribbean de University of Florida; el archivo hemerográfico del investigador Gherson Maldonado, en Venezuela; las colecciones personales de discos y material gráfico de Daisy Hernández, Rafael Valdivia Nicolau, René Espí Valero y Rigoberto Ferrer (en Cuba), Jaime Jaramillo y Eduardo Ceballos (en Colombia) y de Richard Blondet (Nueva York), entre otros.

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Celia Cruz en una producción del cabaret Tropicana durante la década de 1950 Cortesía O. Pardillo

¿Podrías mencionar algunos pasajes de la vida de Celia que aparecen en el libro?

“Al lector le sorprenderá a una Celia que fue actriz principal de una radionovela, la que interactuó con Harlem mucho antes de llegar a Nueva York, la artista que llega a Hollywood antes de pisar suelo norteamericano; la que canta en uno de los primeros filmes experimentales realizados en Cuba bajo la influencia del neorrealismo italiano; la cantante de los cabaret Sans Souci y Tropicana; la intérprete de canciones que reivindican la belleza de la negritud o un feminismo incipiente, pero rotundo; o la vedette ‘todoterreno’ que llegó a ser”.

¿Por qué el libro abarca hasta 1962, si Celia salió de Cuba en 1960?

“Como miles de cubanos, Celia salió de Cuba sin saber que nunca más regresaría. El período de incertidumbre y la expectativa de un posible regreso que siguieron después, coincidieron en ella con hitos importantes de su carrera, como fue su sostenido éxito en México y sus presentaciones en la costa oeste de Estados Unidos, en el Hollywood Palladium y el Million Dollar Theater, entre otros, y también sus primeras actuaciones en el mítico Palladium, de Nueva York. Me interesaba abordar esa etapa transicional, previa al momento en que se afinca definitivamente en Nueva York, su reencuentro allí con La Sonora Matancera y algunos acontecimientos que marcarían su carrera y su vida”.

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Celia Cruz y un grupo de artistas durante la década de 1950 Cortesía O. Pardillo

¿Queda algo por decir de Celia Cruz?

“En 460 páginas con 69 imágenes mi libro aborda, en recorrido cronológico, sus años en Cuba y se complementa con cinco anexos que recogen sus grabaciones radiales que se han conservado; orquestas y conjuntos que la acompañaron; filmografía y premios conquistados hasta 1960, cuando sale de Cuba. Pero siento, estoy segura, de que siempre quedará qué decir, qué descubrir sobre la figura femenina universalmente trascendente de la música popular de la nación, quien, además, es un ícono de la llamada ‘cultura latina’ que sigo estudiando”.

‘Celia en Cuba (1925-1962)’ está disponible en Amazon.com

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Arturo Arias-Polo cubre teatro, televisión, música popular y cine, entre otros temas relacionados con la vida cultural de Miami. Es graduado de la Universidad de la Habana.