El cerebro es fundamental para mantener un cuerpo saludable, por eso es importante eliminar los malos hábitos y cultivar nuevas y mejores rutinas.
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El cerebro, es la maquinaria más completa y complicada que existe. El potencial del cerebro es infinito, siendo capaz de crear más de 64,000 pensamientos por minuto. El cerebro debe ser una factoría sana, fabricante de pensamientos y decisiones.
No obstante, muchos individuos lo convierten en un simple basurero de datos. Todo esto ocurre porque estamos subordinados a malos hábitos, por patrones mentales mal estructurados, por temores, y por falta de aspiraciones.
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Para mantener el cerebro en buen estado la comida es importante porque somos lo que comemos. Unos cambios en tu alimentación hacen mucho por la salud de tu cerebro. Debes eliminar de tu lista alimentos que contengan aspartame. El aspartame se encuentra en muchos alimentos y bebidas, e inhibe las funciones cerebrales esenciales, incluida la liberación de dopamina y serotonina, asociándose con riesgos de problemas de aprendizaje.
En tu dieta debes incorporar huevos, comer un huevo por semana se relaciona con tasas menores de deterioro cognitivo. A esa dieta también le puedes sumar el brócoli, un alimento que contiene antioxidantes que nos aportan ácido fólico para mejorar la memoria, y las nueces debido a su alto contenido en fósforo.
Mantenernos hidratados aporta beneficios cognitivos, y ayuda a la concentración. Hidratarte te ayudará a equilibrar tu estado emocional, mejorando tu rendimiento. El beber más agua ayuda a sumar más oxígeno al cerebro, lo cual te ayuda a evitar el estrés.
Dormir las horas requeridas es importante, el cerebro no reposa ni de día ni de noche; mientras dormimos trabaja instruyendo los procesos biológicos del cuerpo, y procesando todas las informaciones contenidas en la mente. Todos los seres humanos sueñan durante la noche. El cerebro conecta ideas, establece nuevas combinaciones, elimina tensiones y estructura los contextos mentales para la creatividad durante el sueño. El sueño es donde refuerzas la memoria a corto y largo plazo.
Los pensamientos negativos son el cáncer invisible cerebral. Lo que te sucede, o lo que piensas tiene las mismas secuelas neurológicas en tu cerebro. Cuando las inseguridades asaltan la mente, causan ansiedad, hacen que la persona viva angustiada, enfocándose en resultados negativos.
Mejoras tu forma de pensar cambiando tus patrones de pensamiento, con esto evitas caer en una depresión. Pensando constantemente en todo lo malo que puede suceder debilitas tu respuesta inmune. Repetir mentalmente afirmaciones positivas te ayuda, ya que las mismas pueden neutralizar la forma en que analizamos las circunstancias.
Mantener relaciones positivas es primordial, con quién pasas tiempo es en quién te conviertes. Estar cerca de una persona negativa por más de 15 minutos afecta tu cerebro. Esas personas te atormentan y perturban, te quitan energía vital porque la negatividad es infecciosa. Las personas negativas pueden afectar tu inteligencia y capacidad de pensar, ya que la negatividad empaña la eficiencia de las neuronas en el hipocampo, un área significativa del cerebro encargada del razonamiento y la memoria.
Aumentar tu reserva cognitiva es importante. Cada vez que una persona aprende algo nuevo está estableciendo nuevas conexiones neuronales. La forma más efectiva de cultivar la mente y elaborar reserva cognitiva es mantener la mente activa en las tareas cotidianas, instruirse en cosas nuevas, y leer.
Hacer ejercicios físicos es fundamental. Cada minuto un litro de sangre pasa por tu cerebro. Tu cerebro requiere tanta sangre porque las neuronas son glotonas legítimas de oxígeno. A diferencia de otras células del cuerpo que tienen ritmos metabólicos pausados, las neuronas incesantemente necesitan un aporte de oxígeno muy elevado. Para compensar sus necesidades de oxígeno, el corazón exporta al cerebro una sexta parte de la sangre que sale activada en cada latido.
Tu cerebro necesita un corazón enérgico, y unas arterias en buen estado para poder rendir y el ejercicio físico es la clave para atacar el envejecimiento cerebral.