Un asesinato en masa es el acto de asesinar a un número alto de víctimas, simultáneamente o en un corto periodo de tiempo. Puede ser ejecutado por personas u organizaciones. La generalidad de los asesinos masivos cae dentro de tres niveles: destructores de familias, individuos con perturbaciones mentales, y trabajadores contrariados.

En los últimos años se han multiplicado los casos de asesinatos en masa realizados por adolescentes.

Desde el punto de vista psicológico algunos elementos personales y familiares que hay que analizar se relacionan con las circunstancias de la convivencia diaria, la pobreza extrema, la privación de recursos, la imitación de conductas agresivas de los adultos que los rodean, la influencia de los videojuegos, las redes sociales, la presencia de padres con modos educativos permisivos o con dominio muy severo, el abandono de uno de los padres, la falta de afecto, los malos tratos, las degradaciones y maltratos recibidos por los padres o en las escuelas, los sentimientos de exclusión, los problemas docentes, el abandono escolar, y el consumo de drogas.

Otros factores se relacionan con la tendencia genética, los traumatismos neurológicos, los brotes psicóticos, la percepción errónea de las acciones de los demás, el egocentrismo evidente, la falta de empatía, el deseo de represalia, y la desconexión con el entorno.

Es típico que los adolescentes asesinos vivan con al menos uno de sus padres, generalmente, con la madre, sus relaciones sean aisladas, con comunicación defectuosa o ausente, en sus familias hay antecedentes criminales y de consumo de drogas o alcohol, sus familias son disfuncionales, con poca o ninguna supervisión, indiferentes por su escolarización, y en ellas hay hechos constantes de crueldad, están privados de cariño y se sienten solos, hay intencionalidad y organización anticipada para perpetrar la agresión, calculan el factor oportunidad como categoría importante para ejecutar su delito, son fríos y no muestran remordimiento tras su injusticia, tienen alguna fascinación enfermiza por la muerte y las armas, y tienen conflictos escolares.

Desde el enfoque astrológico las cartas de estos asesinos en masa muestran aspectos planetarios complicados. Como ejemplo tenemos a Nikolas Cruz, responsable del tiroteo masivo que ocurrió en Parkland, quien nació con patrones que sugieren inestabilidad, y miedo al abandono, porque su Luna está en cuadratura con Urano, y problemas de ira por la cuadratura de la Luna con Marte.

Lo más prominente es la sugerencia de negligencia autoritaria, debido a Saturno retrógrado, a través de una influencia paterna abusiva o desaparecida. Esto creó un agujero vacío que sugiere problemas de aprendizaje, adaptarse y responder a las figuras de autoridad, y quizás esta fue la razón por la que su madurez interna se quebró resultando en un complejo de inferioridad.

Payton Gendron, el sospechoso de 10 personas muertas en un baño de sangre transmitido en vivo desde un supermercado en Búfalo, Nueva York, nació con una conjunción del Sol y Saturno que refleja un padre severo o poco afectivo que lo hace egocéntrico, y amargado, disgustos y conflictos por intereses con los superiores, la sociedad, ambición desmedida y frialdad de sentimientos.

Mercurio lo tiene en oposición a Plutón una posición que crea ansiedades mentales y emocionales, que puede generar tendencia criminales, y actitud ofensiva en defensa de sus opiniones. Esta persona disimula muy bien sus estados de desequilibrio mental o psicopatías al observador casual. Pero en toda su carta el aspecto más perverso es la conjunción de Marte con Urano, esta es la persona que está siempre en contra de algo o alguien, que no oye consejos, es violenta y tiene desequilibrio mental.

Salvador Ramos, es el autor de la masacre en una escuela primaria en Uvalde, Texas, y su carta natal tiene una conjunción de Marte y Saturno, aquí significa constantes luchas, enfrentamientos, crueldad excesiva, y esfuerzos por mantener su poder personal. En su caso es un aspecto de mala suerte. Júpiter lo tiene opuesto a Urano, esto significa pérdida de derechos, incomprensión del entorno, desprecio por la humanidad y sus debilidades.

Todo lo expuesto anteriormente tiene peso, pero no justifica, ni explica el aumento en los últimos años de asesinatos masivos en centros escolares y lugares públicos. Una razón elemental es el fácil acceso a las armas sin presentar ningún requisito psicológico, y la amplia disponibilidad de plataformas de redes sociales que exacerba el problema descomunalmente.

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Nosotros, los padres, debemos apreciar los temores que nuestros hijos pueden estar sintiendo, y también requiere que las instituciones educativas y comunitarias brinden a los jóvenes alternativas a la violencia, para saciar su sed de pertenencia. Demanda atención a la justicia social y las diferencias económicas que provocan que millones de personas se sientan menospreciadas. Es mandatorio confrontar audazmente las narrativas de odio, necesitamos un cambio radical en este país en ese aspecto, tenemos que enseñarles a los niños que no se juzga por la raza o por el sexo, sino por el carácter.

Dios debe estar en nuestras vidas, no importa el Dios que tu creas, tenemos que ser honestos y reconocer que este país está en graves problemas porque no estamos protegiendo a los niños. Todo se politiza, se habla mucho y se hace poco referente al tema de la salud mental. Las escuelas deben revisar la salud mental de los estudiantes consistentemente y mejorar la seguridad.

Si no estamos dispuestos a cumplir esta misión, las masacres continuarán.

Alina Rubi es una astróloga e instructora espiritual que ejerce en Miami. Contacto: 305-842-9117, astralrain29@gmail.com; Facebook: Rubi Astrologa; Instagram: alinarubiastrologia; www.esoterismomagia.com.